viernes, 21 de junio de 2013

Sismos: consecuencias psicológicas / Simón Vargas Aguilar

El pasado domingo a las 00 horas con 19 minutos, se registró un sismo de 5.8 grados Richter de intensidad, el cual, tuvo epicentro en Huitzuco, Guerrero y pudo sentirse en el Distrito Federal, así como en los estados de Guerrero, México, Morelos, Puebla, Oaxaca y Veracruz. En un primer reporte, el Servicio Sismológico Nacional (SSN), informó que la magnitud del movimiento telúrico fue de 5.9 grados, sin embargo, minutos después, rectificó la intensidad en 6.0 grados, para finalmente ajustarla en 5.8 grados, dato que coincidió con el registro del Servicio Geológico de los Estados Unidos.

Al respecto, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, informó que se activaron todos los protocolos en la ciudad, y se realizaron sobrevuelos, vigilancia en las zonas sin suministro de electricidad, y monitoreo a través de las cámaras de los Centros de Comando y Control C2 y C4. En tanto, Estéfano Conde, vocero de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), confirmó fallas en las redes de distribución de baja tensión en al menos cinco delegaciones del DF, las cuales fueron reparadas horas después. Cabe señalar que ni el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, ni la Red de Transporte Público de Pasajeros registraron daños.

Por su parte, el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, indicó que se registró la caída de 200 plafones en el Auditorio Sentimientos de la Nación en Chilpancingo, así como derrumbes en la autopista del sol, pero no hubo ningún reporte de pérdidas humanas. Posteriormente, el titular de Protección Civil de Guerrero, Constantino González Vargas, informó que en Huitzuco se registraron dos lesionados, daños leves en seis casas y fisuras en la estructura del Hospital General.

Dicho sismo fue percibido por la población, principalmente en la Zona Metropolitana del Valle de México, con una intensidad mayor a los 5.8 grados reportados, y similar al ocurrido el pasado 15 de noviembre, el cual fue de 6.1 grados, sin embargo, en entrevista con Foro TV, el sismólogo del SSN, Víctor Espíndola Castro, señaló que la cercanía del epicentro con la zona del Valle de México –sólo 140 kilómetros– y la profundidad del movimiento –60 kilómetros, 4 veces mayor que la profundidad promedio– fueron factores que posibilitaron la rápida llegada de las ondas sísmicas, por ello, en un primer momento se experimentó movimiento trepidatorio y posteriormente oscilatorio por una onda transversal.

Tras el sismo, miles de personas salieron a las calles y permanecieron en las aceras por espacio de una hora, ante el temor de posibles réplicas, no obstante una gran cantidad de personas experimentó crisis nerviosa y episodios de ansiedad, situación que es necesario considerar, ya que de acuerdo con diversas encuestas, entre el 2.5 y el 3.5 por ciento de la población, puede padecer síndrome de estrés postraumático después de un movimiento telúrico.

No obstante, Jorge Álvarez, especialista de la Facultad de Psicología de la UNAM, señala que entre 50 y 60 por ciento de la población supera el estrés que provoca un sismo, además de que equilibra su estado emocional y afronta exitosamente la situación de dos a tres horas después del episodio; mientras que al 40 por ciento restante, les toma más tiempo sobreponerse al impacto, y entre uno y 14 por ciento requiere de tratamiento psicológico especializando.

En ese sentido, el estudio “Efectos psicológicos causados por los sismos de 1985 en estudiantes de Medicina”, realizado en mayo de 1986 por especialistas de la UNAM, reveló que de un universo de 708 alumnos, el 80 por ciento (566) presentaron sintomatología psicológica, siendo los más frecuentes temor y angustia (58 por ciento); depresión (55 por ciento); ideación obsesiva (43 por ciento) y trastornos del sueño (29 por ciento) tras el sismo de septiembre de ese año

Y es que, de acuerdo a cifras del SSN, desde 1990 hasta el 2012, la cifra total de sismos a nivel nacional (de entre 1 y 8 grados Richter) se ha incrementado en 644 por ciento, al pasar de 792 a 5 mil 105 en dicho período. A este respecto, conviene apuntar que en lo que va de este año, se han registrado 2 mil 038 sismos, casi la mitad de los ocurridos el año pasado.

Por lo cual, si bien el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 delimita tanto la política estratégica para la prevención de desastres, como la gestión de emergencias y atención eficaz, el sismo del pasado domingo constituye un recordatorio de la necesidad de potenciar una verdadera cultura social de protección civil, ya que, aunque los sismos tengan una duración relativamente breve, los daños y las secuelas económicas, sociales y psicológicas perduran en el tiempo.

Los riesgos geológicos requieren ser abordados con una política integral de prevención de desastres y de salud que preparen a la sociedad para enfrentar exitosamente el “segundo desastre” que implica el trauma emocional y las afectaciones de éste, principalmente en los niños –quienes experimentan el desastre al triple–, adultos mayores, discapacitados, equipos de rescate y voluntarios, ya que de no hacerlo, en el futuro podríamos enfrentar situaciones conflictivas derivadas de las contingencias a causa de los sismos.

Simón Vargas Aguilar

Presidente de Educación y Formación con Valores A.C. y Analista en temas de Seguridad, Educación y Justicia

Correo: simon.9@prodigy.net.mx

Twitter: @simonvargasa

Facebook: /simonvargasa

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