miércoles, 4 de junio de 2014

El rey no ha muerto: ¿Viva el Rey?

Por Joel Hernández Santiago
Pronto su hijo, el Príncipe de Asturias, será coronado como Felipe VI, Rey de España.
El peor momento para la monarquía. Hoy los españoles están como agua para chocolate. La crisis económica que no cede y que ya lleva siete años; una clase media pauperizada; el gobierno de Mariano Rajoy (Partido Popular-conservador) que acusa y da paliativos sin calmar el escepticismo nacional; Cataluña que quiere hacer casa propia; hipotecas criminales; desempleo a la alta; instituciones envejecidas; elecciones parlamentarias europeas que muestran la fragilidad del bipartidismo español; el fortalecimiento de una izquierda novedosa… Y junto a este panorama de incertidumbres está, a contraluz, la monarquía española.
Los españoles han vivido en monarquía por siglos. Digamos que es parte de su historia y su linaje. En 1936 hicieron una Guerra Civil porque muchos querían recuperar el régimen republicano: otros no: de forma sangrienta ganaron los ‘no’ y así se mantuvo una dictadura hasta 1975 cuando Francisco Franco murió.
A la sombra y atento, estaba Juan Carlos, favorecido por Franco fue rey y luego de forma sucesoria apoyado por los diferentes gobiernos de la transición. Muchos españoles dicen que el monarca contribuyó a la democratización española. Quizá no contribuyó tanto, pero tampoco estorbó para que los españoles la construyeran.
… Muchos no olvidan a aquel dubitativo Rey Juan Carlos I que durante el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981 tuvo que actuar más por presión interna y externa que por impulso democrático para desarticular el retroceso que pretendía un grupo de mandos militares.
De todos modos, durante muchos años a Juan Carlos I los españoles lo querían, y a la familia real: como símbolo tangible de sus luchas democráticas y como herencia de reyes. Pero, poco a poco, en millones de casos el amor se trastocó en repudio…
Hoy el espíritu republicano recorre las calles de España: “¡Referéndum! ¡Referéndum!” es la consigna: La tercera República la meta de la oposición española.
La casa real se encargó de echar tierra en su propio techo. A lo largo de su reinado, Juan Carlos I actuó muchas veces más en tono frívolo que de Estado. Sí fue un representante de los intereses españoles muy reconocido y apreciado, sobre todo en América Latina, aunque sus aventuras fuera de Palacio también eran conocidas y reprobadas por muchos: todo bajo control público…
Pero el caos comenzó en 2008 cuando estalló el caso Palma Arena y surgía entonces el caso Nóos, que involucraba en un asunto de presunto fraude millonario al esposo de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarín; en 2009 se divorcia la infanta Elena de Jaime Marichalar; en 2011 un juez imputa a Urdangarín en el caso Nóos; en 2013 un juez imputa a la infanta Cristina en el mismo caso, el mismo año se levanta la imputación pero se restituye el 8 de enero de 2014…
En 2012 el monarca español se va de safari a Botsuana, para cazar elefantes. Se fractura una cadera. Se le exhibe en su aventura africana. Los españoles se indignan porque están luchando con la crisis, las hipotecas lanzan a muchos a la calle y el rey dándose vida de eso, precisamente. Pide disculpas públicas. La popularidad de la monarquía comienza a caer en niveles insospechados.
Hace un mes, según estudio oficial del Centro de Investigaciones Sociológicas y otros, daban a la corona una valoración de 3.72 puntos, de diez. Hasta 2004 la misma encuestadora la ubicaba en 7.5: un repudio dramático en apenas diez años.
La corona atribuye esta imagen a que le impactó la crisis económica española y a que una gran mayoría de españoles son nacidos después de la transición: “aproximadamente el 60% nació después de la entrada en vigor de la Constitución, no la votó, y por tanto, tiene una valoración distante del papel del Rey en la llegada de la democracia”.
Si son peras o son manzanas, las fuerzas de oposición-izquierda se aprestan, ya, a exigir un referéndum nacional para conocer la voluntad española: monarquía o república. Confían en el enojo español hacia la clase política PP-PSOE y recalan en la monarquía, que, como se ha dicho, contribuyó para entreabrir la puerta.
Los días que siguen serán de intensidad política en España. El PP, conservador y monárquico, por naturaleza quiere que todo siga igual.  
El PSOE no ha mostrado agallas para reconocerse antimonárquico como fue en su origen y, como en las elecciones parlamentarias europeas, deja el paso libre a las nuevas fuerzas políticas que surgen frescas para una revolución institucional y social, allá: IUPodemos…  
¿Viviría España su vida normal sin monarquía? Si. ¿Le hace falta un monarca para mantener su ritmo vital? No. ¿Causará estragos esta abdicación? Muy probablemente. Aun hay españoles que prefieren la monarquía parlamentaria a la república. Muchos ya no.
El rey lo dijo en el mensaje en el que explicó las razones de su abdicación: “Una nueva generación reclama con justa causa el papel protagonista”.
Y sí. Eso es. Una nueva generación de españoles es la dueña de su futuro. Esa nueva generación, libre e indignada, en mayoría, no se ve monárquica. Ya no habrá una guerra civil. Todo se habrá de dirimir en democracia y constitución. “República Española”… Ojalá.
@joelhsantiago

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