miércoles, 21 de agosto de 2013

Marchas y plantones; la única ley / Ricardo Alemán

Sea por una carencia de agua, por demanda de energía eléctrica, por un bache, por una reforma constitucional o en demanda de quitar a tal o cual servidor público corrupto, en el México del nuevo siglo la única ley efectiva es la ley de la selva… de asfalto.
Es decir, la ley de las marchas, las manifestaciones, los plantones y los bloqueos.
Dicho de otro modo, que buena parte de la vieja Constitución mexicana y sus leyes reglamentarias están obsoletas, frente a la eficacia de la movilización callejera. Y es que pueden pasar meses o años en demanda de justicia –sin que se consiga nada-, pero el reclamo se resuelve en poco tiempo con un plantón en Bucareli, en Insurgentes, en Reforma; frente al Senado de la República o la Cámara de Diputados –ello en el Distrito Federal-; o la paralización de una carretera federal, que también resulta altamente efectiva.
Hoy en la Ciudad de México se producen un promedio de cuatro marchas, movilizaciones, plantones o bloqueos por día de distintas calles de la capital y en demanda de las exigencias más legítimas y/o estrambóticas. Si alguien quiere agua potable, bloquea una calle. Si alguien se ahoga en una inundación, realiza un plantón; si alguien quiere un deportivo, bloquea la vida de terceros; si el reclamo es por el despido de un corrupto, una marcha lo resuelve.
En el fondo, la nueva constitución es la “más democrática” de las armas ciudadanas; la más eficiente, la más pronta y expedita, la más efectiva y la más rápida.
Todo se resuelve mediante la fórmula de fastidiarle la vida al “prójimo”. Y lo que pasa es que los manifestantes pocas veces consiguen lastimar la imagen o lesionar la vida cotidiana de aquellos contra los que protestan.
Nunca vemos que el plantón sea en la casa de tal o cual funcionario, de su familia, de aquellos que cometen irregularidades, que son malos servidores o que pecan de excesos.
No, en el 99.9% de los casos, el “fastidio” es a los ciudadanos comunes y corrientes, a los que nada deben, a los que trabajan, son productivos, pagan impuestos y son ciudadanos responsables.
Y precisamente ese es el secreto de la moderna herramienta en manos de los profesionales de la protesta y la movilización.
Dicho de otra manera, el negocio principal de las marchas y las movilizaciones es joderles la vida a los otros, que nada tienen que ver con lo que se reclama. De esa manera, fastidiando la vida de esos que nada deben y todo temen, es como se consigue el mayor resultado. ¿Por qué?
Porque la afectación es en contra de aquellos que trabajan, producen, pagan impuestos y son ciudadanos comunes y corrientes.
Pocas veces hemos visto un plantón que impida el comercio ambulante, que lesione la piratería, que atente contra los ninis, que lastime a los desempleados. El objetivo de los plantones, los paros, las movilizaciones, los bloqueos y las protestas son los ciudadanos productivos.
¿Y dónde está la autoridad? ¿Dónde está la Constitución? ¿Dónde están las leyes?
Esos son instrumentos obsoletos. Lo nuevo, lo de hoy, es joderle la vida al “prójimo”. Al Tiempo.
Twitter: @RicardoAlemanMx

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